“El Espíritu del Señor está sobre mí… Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.” —Lucas 4:18 (NVI)
Jesús comenzó su ministerio citando esta poderosa declaración de Isaías, revelando que su misión incluía traer sanidad física, emocional y espiritual. Esta sigue siendo la necesidad más urgente de nuestro mundo: libertad para los cautivos de la desesperanza, vista para los ciegos espirituales, consuelo para los quebrantados.
Hoy las naciones están heridas. Hay enfermedades, divisiones, violencia y pérdida de propósito. Pero también hay comunidades de fe, personas comunes como tú y yo, que pueden ser instrumentos de sanidad. Cuando abrazamos el llamado de Jesús, no solo proclamamos un mensaje; nos convertimos en parte de la respuesta.
La sanidad empieza en nosotros. ¿Qué áreas de tu vida necesitan libertad, consuelo o restauración? Permite que Dios te sane, para que luego puedas ser un canal de sanidad para otros. El mundo necesita menos jueces y más sanadores. Menos crítica y más compasión. Menos religiosidad y más presencia viva de Cristo.
Oración: Señor, hoy me presento delante de Ti con todo lo que está roto en mí. Sáname, renuévame, y úsame como instrumento de Tu compasión y poder. Que yo sea parte de la sanidad que tanto necesita este mundo. Amén.