“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
(2 Corintios 5:17)
Hay momentos en los que deseamos empezar de nuevo. Nos pesa el pasado, los errores cometidos, las palabras no dichas, las decisiones fallidas. La buena noticia del evangelio es que en Cristo no somos solo personas mejoradas, sino nuevas criaturas. El pasado ya no nos define; Jesús nos da una nueva identidad.
Cuando estamos en Cristo, la transformación no es superficial. Él no se limita a arreglar lo dañado; Él crea de nuevo. Esa es la diferencia entre un cambio temporal y uno eterno. No se trata de “rehacer” lo viejo, sino de nacer de nuevo en una nueva naturaleza, sostenida por su gracia.
Aceptar esta verdad nos libera del peso de tener que probar nuestro valor o redimir nuestro pasado por nuestras propias fuerzas. En Jesús, todo lo viejo ha pasado. Él hace nuevas todas las cosas.
Oración:
Señor Jesús, gracias porque en ti soy una nueva creación. Ayúdame a vivir con la libertad y la identidad que me das. Que mi pasado ya no tenga poder sobre mí. Amén.