Donde Dios Habita

“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” —1 Corintios 3:16 (NVI)

La idea de que Dios solo habita en templos físicos es una visión limitada de Su presencia. Pablo recuerda a los creyentes en Corinto —y a nosotros hoy— que el verdadero templo de Dios no es de piedra, sino de carne y hueso. Somos nosotros. La presencia de Dios no está confinada a un edificio; habita en cada persona que ha sido transformada por su Espíritu.

Esta verdad nos confronta con una realidad: ¿estamos viviendo como templos vivos o como estructuras vacías? La religión puede volverse rutina si olvidamos que el propósito no es mantener formas, sino experimentar una relación viva con Dios. Él no quiere ocupar un espacio ceremonial, sino toda nuestra existencia.

El mundo necesita ver a Dios en acción, y eso ocurre cuando sus hijos viven como portadores de Su presencia. Que nuestras palabras, decisiones y relaciones reflejen la belleza del Dios que habita en nosotros. No encierres a Dios en el domingo. Permítele llenar tu vida de lunes a sábado también.

Oración:

Señor, gracias por habitar en mí. Ayúdame a vivir consciente de Tu presencia y a reflejarte en cada lugar al que voy. Que mi vida sea un verdadero templo donde otros puedan encontrarte. Amén.

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